Sede electrónica del Ayuntamiento de Madrid

Bendik Giske es un saxofonista y artista queer noruego. Su manera de tocar el instrumento se caracteriza por la fisicalidad y la respiración circular, lo que lo emparenta con músicos como Colin Stetson y Evan Parker, y le permite mantener el pulso del sonido al tiempo que alcanza nociones más trascendentales. Giske asegura que puede lograr momentos de meditación mientras traza esos patrones rítmicos y loops analógicos presentes en casi toda su obra.

Con su nuevo álbum homónimo, su tercer lanzamiento bajo el sello Smalltown Supersound, Giske se encuentra en la cúspide de su carrera como artista: seguro de su voz y habilidades, respaldado por el gran reconocimiento de la crítica, que incluye dos nominaciones a los premios Grammy noruegos, y un aumento en su audiencia en todo el mundo. Para este álbum, ha contado con Beatrice Dillon como productora, quien le ha ayudado a dar un nuevo paso en su desarrollo artístico. Juntos, depuraron los arreglos y redujeron la reverberación, eliminando capas de melodía mientras se enfocaban en el patrón y el ritmo para resaltar una dimensión diferente de su sonido hipnótico.

A lo largo del proceso de grabación y mezcla, la creencia de Dillon en la amplitud permitió que el sonido de Giske respirara y sonara más vivo. Giske opera con la mentalidad de un artista conceptual, equipado con las herramientas intelectuales de la teoría queer y los ejercicios de la pista de baile de la escena techno de Berlín. Sus académicos favoritos, Jack Halberstam y José Esteban Muñoz, hablan sobre "el arte queer del fracaso" como un modo de resistencia a los estándares heteronormativos de éxito. El fracaso puede ser un estilo o una forma de escapismo de las normas sociales, recuerda Muñoz en su libro Cruising Utopia: “El fracaso queer... se trata más bien de escape y cierta virtuosidad.”