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Todo lo cual deja a la parroquia ajena a cualquier responsabilidad, pero profundamente herida.

Hasta hoy en La Paloma, además de afrontar el duelo por los fallecidos y estar cerca de las víctimas y damnificados, han empezado a buscar fondos para reconstruir el centro parroquial y retomar toda la labor cultural, social y religiosa que se hacía desde la parroquia, que lleva más de dos años sin poder realizarse.

Desde que hace 30 años, cuando el Cardenal D. Ángel Suquía en mayo de 1991 inauguró el Centro Parroquial, han promovido y sostenido a matrimonios, han creado esperanza en muchos jóvenes, han cuidado dignamente a ancianos y enfermos, han transmitido cercanía a los pobres y amor a los más necesitados.

El Centro era lugar de acogida para diversos colectivos devotos de la Virgen de la Paloma: la Real Congregación Virgen de la Paloma, la Hermandad de Bomberos, la Federación de Agrupaciones Castizas, la Fraternidad de Donantes y Trasplantados, la Asociación de los enfermos de ELA y muchas otras actividades vecinales y sociales. Agrupaciones y congregaciones que utilizaban regularmente los salones parroquiales para desarrollar su actividad.

La labor de Cáritas consiste en ayudar y dar soporte a más de 300 familias amparadas de forma estable con pago de alquiler mensual, suministros y medicamentos; y con ayudas para leche, pañales y ropa. Aparte se entregan al año 22 toneladas en el Banco de Alimentos... La pandemia incrementó toda esta ayuda en más de un 500%.

Con la pastoral de la Soledad, 25 voluntarios atienden a 40 ancianos que viven solos. Tenían una implantación importante en la vida del barrio: 250 familias acudían semanalmente, con sus más de 600 hijos, a las catequesis de niños, jóvenes, adultos, celebraciones de la Palabra y de la Eucaristía, conferencias o conciertos y 20 niños y jóvenes se beneficiaban del apoyo escolar para estudiantes sin recursos o con necesidades especiales atendidos por un equipo cualificado de 10 profesores voluntarios. Además, se cedían gratis los salones para celebrar las juntas de vecinos de las comunidades del barrio de La Latina... algo que echan hoy muchísimo de menos.

Los jóvenes tenían una biblioteca donde estudiar, un lugar de relación y crecimiento personal representando obras de teatro, disfrutando dos tipos de campamentos, asistiendo al cinefórum, a los conciertos y concursos de chotis, a los proyectos de peregrinaciones, etc. en un ambiente grato que, hoy lamentablemente, no pueden disfrutar.

Más de 400 jóvenes de entre 13 y 25 años, que acudían a diversas actividades donde se les formaba sobre los riesgos de las drogas, alcohol, bandas, robos... El campamento de verano cuenta aún con más de 160 jóvenes y el campamento urbano acogía a 190 niños del barrio. Tienen un coro, grupos de teatro y musicales con un total de 83 actores que ofrecen sus representaciones en cárceles, colegios y universidades. Su obra más reciente: "Más fuerte que el odio" ha sido un éxito rotundo.

Desde La Paloma sostienen una estrecha colaboración con ONGs como la Fundación Salus Mundi, de Costa Rica, y la Fundación Pachacútec, de Perú, que cuenta con un colegio al que asisten 450 alumnos, un Instituto Tecnológico, Centro Médico, Centro de Formación Profesional con 500 alumnos y un vital Banco de alimentos. Y, en Guatemala, alentan la pastoral penitenciaria, al capellán y los voluntarios que asisten a los 500 reclusos del penal de Zacapa.

Los salones de su Centro parroquial han sido testigos del envío de 16 familias misioneras con sus hijos, más otros 54 misioneros, seglares y sacerdotes, a 49 naciones diferentes de los 5 continentes... en los últimos 30 años.

Para toda esta labor se usaba el Centro parroquial. Un edificio con acceso por la calle Toledo, donde además de la casa parroquial, se encontraban las salas de celebraciones y salas polivalentes, los despachos, la biblioteca, las salas de reuniones, la cocina y el salón parroquial. Toda esta tarea se perdió con la explosión del 20 de enero de 2021.

Casi 1 millón de euros costará demoler el edificio actual y levantar la nueva estructura. Algo más de 1,2 millones para cubrir fachadas, tejado, tabiquería y albañilería. Las instalaciones serán 1 millón más. Y los revestimientos y acabados costarán otro 1,1 millón. Y a eso hay que sumar el coste del proyecto, los visados, los impuestos y las tasas. En suma, serán entre 5 y 6 millones para reconstruir nuestro centro parroquial. Eso, si no suben más los materiales.

Con el dinero procedente del seguro de la parroquia han cubierto daños y perjuicios: desescombrado y apuntalado del edificio para garantizar la seguridad del edificio actual, así como la correspondiente reparación de vidrieras y tejado. Pero no es suficiente. Por eso toda la feligresía se ha involucrado en la financiación de la reconstrucción. En estos 2 años se ha logrado recaudar algo más de 500 mil euros, con pequeñas donaciones. Además, los jóvenes de la parroquia han organizado eventos, galas, venta de mercadeo y demás eventos para seguir consiguiendo la imprescindible financiación.

Desde el Arzobispado de Madrid también han querido contribuir. Ofrecen su ayuda con un préstamo que cubre una parte del presupuesto. Ese préstamo se irá pagando a lo largo de los años con las aportaciones de los feligreses y con el resto de actividad de la parroquia. Pero no es suficiente para poder realizar la reconstrucción.

Reconstrucción que no pueden retrasar ni una hora más, antes de que la labor conseguida durante todos los años anteriores se pierda por no tener un lugar donde seguir manteniendo las actividades descritas más arriba.

Desde todos los gobiernos diferentes del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid se ha apoyado siempre a la parroquia, no sólo con la presencia de representantes de los gobiernos autonómicos y municipales y de los grupos parlamentarios y municipales, en sus fiestas más populares, las del 15 de agosto, sino con otras ayudas y convenios para restaurar y conservar el templo y a la Virgen. Todos los gobiernos han entendido que la parroquia es un sello de nuestra villa y nuestra región, con un arraigo popular muy fuerte y con una labor social imprescindible para el barrio.

Afortunadamente la explosión no afectó apenas al templo ni dañó el cuadro de la Virgen, pero sí al espacio donde el amor y la devoción a la Virgen de la Paloma toma cuerpo y vida, y hace realidad la esperanza. El templo es el lugar donde se venera a la Virgen, pero donde se desarrolla la vida que emana de esa devoción es en el Centro parroquial.

Los bomberos bajan por las fiestas el cuadro de la Virgen, en el templo. Pero era en el Centro parroquial donde luego tenían su ágape. Es en el templo donde se celebra la Solemne Eucaristía, pero era en el Centro parroquial donde se entregaban los premios, se hacían exposiciones de la historia con archivos fotográficos. Era su lugar de encuentro y de diálogo.